Pulsera de goma elástica, entrepieza de zamak con chatones de cristal Swarovski y terminal metálico |
Ignacio Martínez Buenaga, al abordar la interpretación de esta obra considera que algunos símbolos en cualquier caso parecen evidentes, y hacen clara alusión al paso del tiempo y su relación íntima con un elemento consustancial al mismo como es la memoria. Los relojes derretidos son una muestra del paso del tiempo frente al cual no hay medida posible y acaba destruyendo cualquier esfuerzo de intentarlo. Pero también puede interpretarse que es la memoria la que flaquea con el paso del tiempo, hasta reblandecerse sin remisión. El tiempo, en fin, que además se impone a todo y nos impone su ritmo de vida hasta cercenarnos lo mismo que el reloj blando aprisiona el rostro de Dalí.
Tiempo, memoria,...Sin memoria no hay historia. La historia de un pueblo es su memoria.Cuando un pueblo pierde su memoria pierde su historia. Y entonces todo se convierte en un paisaje yermo similar al que imaginó Dalí. Un terreno en el que difícilmente arraigan unos sólidos cimientos sobre los que empezar a construir. Un espacio sin unas construcciones sólidas en las que cobijarse y a las que aferrarse; difícilmente habitable, inhóspito, donde los errores del pasado pueden aflorar con mayor facilidad.
Y entonces, inmersos en un bucle, ya no importará el tiempo. Ni el tiempo, ni lo que hagamos con él. Si es que hacemos algo...
No deberíamos olvidarlo.
Y entonces, inmersos en un bucle, ya no importará el tiempo. Ni el tiempo, ni lo que hagamos con él. Si es que hacemos algo...
No deberíamos olvidarlo.
La persistencia de la memoria, 1931. Salvador Dalí |
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