Érase una vez, en un reino no muy lejano, una florista hastiada por el pétrido olor que se respiraba por doquier.
Así pues, decidió componer una nueva y hermosa flor de la que emanaran aromas similares a otros que ya antes se respiraron más nunca ella conoció. La doncella anhelaba que aquella especie floreciese e invadiese todo el ¿reino?
Así pues, decidió componer una nueva y hermosa flor de la que emanaran aromas similares a otros que ya antes se respiraron más nunca ella conoció. La doncella anhelaba que aquella especie floreciese e invadiese todo el ¿reino?
Y colorín, colorado este cuento aún no ha terminado…
Broche de fieltro y cuentas de plástico |
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