Como bien reza el dicho "lo que no mata hace más fuerte" y eso es lo que sucede con la técnica centenaria japonesa llamada Shou Sugi-Ban. Así, quemando la madera, ésta se protege. Mediante este tratamiento ecológico el material se vuelve más resistente al envite del fuego, hongos e insectos. No solo mejora su durabilidad y sino que también la dota de un nuevo y bello aspecto.
El Shou Sugi-Ban es una metáfora, sencillo como un haiku, bella como la flor que brota tras el invierno.
Tras la devastación
la rugosa piel
firme se torna.
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