En la espesura aprendí a recelar de los movimientos bruscos. Las criaturas con quienes tratas son tímidas y vigilantes, saben esquivarte cuando menos te lo esperas. Ningún animal doméstico es capaz de una quietud igual a la de un animal salvaje. La gente civilizada ha perdido la capacidad de estarse quieta y debe aprender en silencio de la vida salvaje antes de que ésta te acepte.
Memorias de África, Isak Dinesen
Gargantilla de latón acabado bronce con cuentas de cristal, plástico y metálicas |
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