- Corazones para amar. Para compartir el amor, para manternerlo vivo, para encontrarlo....o para que él te termine encontrando.
- Pequeñas puntos que se agrupan para formar flores. Para conservar esa identidad como punto y como parte de algo más grande.
- Lunares para la alegría. Para nunca olvidarse una de “ser flamenca”.
- Un torbellino de emociones. A veces gratificante, a veces doloroso pero que siempre nos hace sentirnos vivos.
- Ojos turcos. Para absorber las malas energías que provengan de ojos malvados.
- Colores vivos, atrevidos, alegres. Osadía en la vida. Para no dejar que el miedo gane la partida.
- Flores. Para recordar que cada año vuelve a florecer la primavera.
- Círculos, círculos concéntricos. Sin principio ni fin. Perfectos en su forma pero siempre distantes y ajenos unos de otros. Para romper las barreras que nos autoimponemos y nos imponen; que nos limitan y distancian de los otros. Para saber ponernos en la piel del “otro círculo”.
- Un escarabeo egipcio, símbolo del sol naciente y de la resurrección. Para encontrar la fuerza para renacer de nuevo.
- Estrellas fugaces. Para tener siempre una a mano por si se necesita pedir un deseo...y que se cumpla.
Y una cuenta en blanco para escribir en ella tu propio futuro.
Pulsera con cuentas realizadas con pasta para modelar y pintadas a mano |
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