lunes, 28 de septiembre de 2015

Llaveros "El elefante y la paloma"

Llaveros con entrepiezas de howlita y cuentas cerámicas


“No era, desde luego, el matrimonio que Matilde Kahlo había soñado para su hija, pero, a su manera, en medio de la irrisión y la extravagancia de una mascarada provocadora, estaba dispuesta a celebrar el comienzo de una historia de amor entre un elefante y una paloma”.

J.M.G. Le Clézio, Diego y Frida (1993), trad. de Mauro Armiño, Temas de Hoy, 1994





"Diego Rivera era voluminoso, corpulento, enorme. Frida, pequeña y frágil. “Cuanto más la amo, más quiero dañarla”, cuentan que admitía él. Y ella aseguraba que había tenido dos accidentes en la vida. El primero había sido el del tranvía. Diego resultó ser el segundo.  

Eran dos seres pasionales, complejos, inmersos en una época tormentosa y nada propensos a la indiferencia: su relación no podía ser sino turbulenta. “Soy él —escribió una vez Frida—. Desde mis más primitivas y antiguas células, él es en todo momento mi hijo, mi niño nacido a cada momento, todos los días, de mi propia entraña”.
 
Se pintaron mutuamente. Él la incorporó en sus murales; ella lo retrató inmerso en esa extraña síntesis de dolor y vitalidad tan propia de su pintura. Los unieron el arte, la política (ambos militaban en el Partido Comunista Mexicano), el volcán de sus desbordantes personalidades... "

"Frida, la pasión hecha mujer", La Nación revista,  25 junio 2006.


Ya sé que no es una paloma -es una mariposa- pero igual de aparentemente frágil...

Más elefantes y palomas en Broches "El elefante y la paloma".


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