miércoles, 30 de julio de 2014

En la oscuridad de la noche

A veces, en la oscuridad de la noche, cuando solo las embestidas del viento contra mi persiana interrumpen la quietud, si agudizo el oído me parece escuchar gritos con sordina de mujer por el tercero; pasos a ritmo de vals en el segundo; gemidos de la pareja del quinto; o a un borracho perdido en mitad de la húmeda calle. Y entonces, cuando el alma aún no reposa, me pregunto si son reales o tal vez, en el silencio de la noche, los oídos dormidos -solitarios y sordos- sueñan con melodías ajenas.


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